El pasado jueves 24 de noviembre el CDR La Safor organizó una jornada en el auditorio municipal de Llocnou de Sant Jeroni llamada “Escuela de pueblo, futuro del territorio”, donde se destacó la capacidad de la escuela como uno de los principales factores
de atracción y fijación de nuevas familias en los pequeños pueblos. El acto hizo una radiografía del estado de los colegios rurales agrupados, o CRA, y de las escuelas e institutos de pueblo que dan un servicio imprescindible para la sociedad pero que además aportan un valor añadido al municipio donde se encuentran. Esta actividad estaba subvencionada por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, con la colaboración del Ayuntamiento de Llocnou de Sant Jeroni.
Primera mesa
En la primera mesa, llamada «La importancia de la escuela rural», se hizo un repaso sobre el estado actual de la escuela de pueblo desde el prisma del equipo docente, el AMPA y de excargos que han pasado por los inicios de lo que ahora son las escuelas rurales. En la mesa participaron Marisa Nacher, del AMPA del CRA Castillo de Carbonera de Otos, Ferran Martínez, exdirector de la escuela FP Safor de Beniarjó, Angeles Llopis, exdirectora del CRA Río Vernissa de Llocnou, y Alberto Gómez, maestro del IES Manuel Sanchis Guarner de Castelló de Rugat.
El debate giró, por un lado, sobre las problemáticas que les afectan en cuestión de normativas y legislaciones, que no tienen en cuenta la idiosincrasia de la escuela rural ni las necesidades actuales, el contexto sociodemográfico del municipio, que les afecta y que supone una amenaza para mantener este servicio, o la falta de continuidad del profesorado, que pone obstáculos a la estabilidad de proyectos educativos innovadores. Y, por el otro lado, se puso en valor el papel que juega la escuela en el pueblo, capaz de abrir debates y encontrar formas pedagógicas para todo, la función que realiza con las nuevas generaciones de hijos e hijas del pueblo, a la hora de crear sentimiento de pertenencia, o la capacidad de la escuela de intervenir y mejorar la salud de un municipio de diversas formas.
El factor de la proximidad en el trato, de la proximidad con el pueblo y sus gentes, el poder hacer uso de las calles, de acceder al puesto de trabajo del vecindario, vinculados al pueblo o a sus casas, la posibilidad de poder dar a conocer la geografía, la cultura y la historia local, más cercana, o la flexibilidad y comodidad que se da cuando hay confianza y un trato familiar. Todo esto son factores que sólo puede tener la escuela rural, la misma calidad de vida que da la vida al pueblo se ve reflejada en la calidad de este servicio.
Durante las intervenciones de los ponentes y el público se concluyó que si la escuela de un pueblo está estratégicamente planificada y cuenta con la implicación y el trabajo conjunto del AMPA, el equipo docente y el ayuntamiento, ésta puede ser un motor social y cultural para el pueblo desde donde se trabaje por objetivos comunes. No se trata de que la escuela sea el actor que dinamice el pueblo, ya que el servicio ya es suficientemente completo y el equipo docente no está obligado a más, pero sí puede ser el actor de unión, capaz de coger todas las iniciativas interesantes y hacerlas pedagógicas. Y es que cabe destacar que, tal y como afirmaron muchas de las ponentes, muchas de las familias que llaman a un ayuntamiento interesándose por ir a vivir al pueblo, lo primero que preguntan es por la escuela.
En las dos mesas había casos de escuelas que habían logrado atraer a nuevas familias a su pueblo, evitando así el cierre de la escuela y el despoblamiento incipiente de su municipio. Un resultado estimulante que “no se consigue con abonos turísticos contra el despoblamiento, sino apostando por servicios clave y por imaginar abonos para el desarrollo rural que favorezcan todo esto”, afirmaba una de las ponentes.
Segunda mesa
En la segunda mesa, llamada “Ventajas y oportunidades de la escuela rural”, participaron Pilar Ferrer, directora del CRA Castillo de Carbonera de Beniatjar, Rosa Canet, maestra del CRA Mondúver-Safor de Potries, Montse Sorribes, directora del CRA Celumbres de Cinctorres, y Gema Montero, de la asociación educativa Niu de Semillas de Marxuquera.
Estas cuatro ponencias giraron en torno a proyectos e iniciativas educativas innovadoras, así como de la importancia de incorporar nuevas pedagogías vinculadas al humanismo y al conocimiento del entorno y la naturaleza para potenciar el desarrollo de cada alumno según sus capacidades y necesidades, sin presiones curriculares, y adaptadas a la realidad material y natural que envuelve su vida, a los oficios que existen en su pueblo ya los materiales que salen de la tierra o de los cultivos autóctonos.
También se expuso la importancia de que la escuela fuese más allá de las cuatro paredes del centro, que el pueblo fuera una extensión de la escuela y que la chiquilla fuera un agente más en su centro y en su pueblo. Un agente implicado, con capacidad de dar su opinión y tomar decisiones y que sean escuchadas, debatidas y ejecutadas. Hecho clave para desarrollar la autoestima, el gusto por aprender, por descubrir, y por desarrollar su autonomía y capacidad. En definitiva, fórmulas que sirven para que la chica tenga ganas de ir a la escuela y sobre todo porque vaya feliz, y no con miedo a ser juzgado o no llegar a los estándares de excelencia que impone el actual contexto socioeconómico. Una educación adaptada al alumno, como a ser emocional y racional, y no al contexto actual, que suele ser injusto, hostil y competitivo.
Todas las ponencias fueron destacables por los modelos y reflexiones aportados en torno a lo que es la escuela, para qué sirve y qué maneras hay para que el alumnado desarrolle sus capacidades y pueda seguir desarrollándolas fuera de la escuela. En cuanto a la lucha contra el despoblamiento, destacan los casos del CRA Castell de Carbonera en Beniatjar y del CRA Celumbres en Cinctorres. En la escuela de Beniatjar pasaron de cinco alumnos a ser 27 en un año. La escuela ha sido el principal reclamo y atractivo de las nuevas familias pobladoras, gracias a la oferta pedagógica innovadora y arraigada en el territorio, basada en el método Waldorf y en un descubrimiento de todos los factores culturales del pueblo: oficios vinculados a la tierra , materiales que salen de la tierra, etcétera.
En el CRA Celumbres, los cinco alumnos de la escuela crearon una iniciativa llamada “Montañas de Ilusiones” que ha evolucionado, con la implicación del equipo docente, en una asociación que busca nuevas pobladoras con hijos para evitar que cierre escuela. En la asociación también participa el alumnado, que es consciente del problema de despoblamiento de su zona, y con un trabajo conjunto entre el equipo docente y la administración, facilitan la búsqueda de casas, que es el principal problema de despoblamiento, y de trabajo para que lleguen nuevas familias pobladoras. Hoy en día han conseguido que cuatro familias se instalen en los municipios de Portell, Castellfort y Cinctorres.
En resumen, la jornada supuso una defensa de la escuela rural como un agente clave para hacer frente al despoblamiento y, sobre todo, como un agente educativo de calidad para el alumnado y sus familias, con capacidad además de implicarse y promover iniciativas para mejorar la vida en los pueblos.